Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Saturday, August 24, 2013

Heli (Amat Escalante, 2013) - 8.5/10

Una película que no es agradable, por lo que muestra, pero muy bien hecha, con decisiones estéticas que corresponden perfectamente al tema y la posición adoptada hacia él, y a la situación de los personajes. Aun más, corresponden a la situación de incomprensión que viven los mexicanos. Se ganó el premio al mejor director en Cannes.
 
Ficha IMDb
 
Tal vez sea necesario vivir en México para entender de inmediato las intenciones de, desde las primeras imágenes, donde va la historia : en la parte posterior de una camioneta descubierta, vista de arriba sobre una cabeza ensangrentada que una bota mantiene al pico, y sobre un par de pies, uno desnudo, el otro con un calcetín. La imagen está perfectamente simétrica. A medida que a camioneta avanza, la cámara sube, revelando los cuerpos. El del calcetín tiene el pantalón bajado y se ven los calzoncillos. Este cuerpo no se mueve. La cámara sigue subiendo hasta alcanzar el nivel de los hombres del conductor y su compañero. Esta posición de cámara será usada varias veces en el transcurso de la cinta, dando al espectador el punto de vista de los personajes que no saben adónde los llevan. Vamos descubriendo un paisaje típico del centro de México, señales carreteros, grandes anuncios políticos. Cuando la camioneta entra en un poblado y se divisa un puente peatonal arriba de la carretera, se entiende lo que va a pasar: van a colgar los cuerpos. El espectador mexicano está acostumbrado, eso es una imagen de noticieros.
 
Y en efecto, entre jadeos, groserías y risas, los hombres se llevan a los cuerpos. Ahora la cámara está del otro lado de la calle y solo se ve que cuelgan un cuerpo, él del calcetín.
 
Con esos primeros minutos, Escalante ya dio a conocer el estilo que escogió: frialdad, cámara fija, punto de vista interno. Y realismo. Se le criticó en Cannes la violencia extrema de su cinta. Y él contestó que así es la realidad mexicana actual.
 
La película sigue con la misma economía de medios: es una encuesta par el censo de población la que nos da la presentación del personaje principal y su entorno: Heli (Armando Espitia), que estudió hasta la secundaria, vive con su esposa (Linda González),su bebe recién nacido, su hermana Estela (Andrea Vergara), y su padre. Trabaja en la planta de ensamblaje automotriz en el turno nocturno y su padre en el turno diurno.
 
Cuando vuelve de su trabajo, encuentra a su hermana quien termina su tarea: el tema, relaciones sociales, conflictos y su resolución. Muy teórico. Lo que vamos a ver va ser una manera mucho más efectiva de resolver conflictos.
 
Estela, de unos 13 años, empieza una relación con Beto Sabrina (Juan Eduardo Palacios), joven de 17 años en entrenamiento militar. Un entrenamiento dirigido por un gringo. Un poco duro, el entrenamiento, con prácticas de humillación y tortura.
 
Pero el gran día es la quema de droga: frente a oficiales y periodistas, el ejército quema toneladas de marihuana y cocaína. Con fondo de hoguera gigante, un oficial hace un discurso sobe la seguridad en la cual van a vivir ahora los ciudadanos. Cuando todos se hayan ido, un muchacho bizco se divertirá tomando su lugar y tratando de hacer su propio discurso en el micrófono. Pero no encuentra las palabras, nada más se ríe tontamente, viendo alrededor si alguien lo ve.
 
Oficialmente quemada la draga, Beto sabe dónde encontrar lo que se sustituyó. Roba dos paquetes y, mientras se los compran, pide a Estela esconderlos. Cuando Heli los encontrará al día siguiente no dudará ni un momento en destruirlos. Con eso desencadena un infierno para todos. Irrupción de unos hombres armados en la casa, muerte del padre. Heli y Estela arrastrados al coche donde ya se encuentra Beto, en muy mal estado. ¿Quiénes son estos hombres? ¿El ejercito? ¿Los narcos?
 
La escena siguiente es la que tanto escandalizó : el castigo de Beto . Las imágenes son insostenibles de violencia. Es puro horror. Pero este horror se refuerza por la contextualización. Están torturando a un hombre en la sala de una casa común y corriente. Donde los niños estaban jugando Wii. Mientras la madre prepara la cena en la cocina y se asoma de vez en cuando por la puerta. No es la primera vez que pasa : el gancho esta en el techo para colgar al torturado. Los niños están acostumbrados: uno ni siquiera ve, sigue con un video juego en su celular. El gladiador en la pantalla del televisor sigue moviéndose de una pierna a la otra esperando a sus adversarios. La tortura sigue y sigue. Un niño se niega a participar. No tiene ganas. Pero el más joven le entra.
 
La fotografía está perfectamente bien compuesta. Empieza con contrapicado, desde el piso donde Heli espera. Sigue en planos fijos largos. Ningún efecto de dramatismo, de pathos, ningún acercamiento al cuerpo torturado, a la cara de Beto o de su verdugo. Recuerda a la escena de violación en Irreversible de Gaspar Noé (2002). La frialdad de la puesta en escena acentúa lo insoportable.
 
La escena de la camioneta del principio corresponde a la mañana siguiente. Lo que va a seguir será el regreso a la "vida normal" de Heli, la casa destruida, la investigación policiaca, el silencio sobre Beto, la búsqueda de Estela. Ella aparecerá, días después, muda y embarazada. Pero el aborto es ilegal. El plano que dibujará del lugar de su encierro llevará a su hermano a encontrar al culpable que matará con sus propias manos, en el campo, en una escena lenta, fija, vista de lejos. Y la vida de Heli continuará , un Heli un poco más violento con su esposa, un poco más pobre porque perdió su trabajo, un poco más triste porque extraña a su padre. Pero sin entender más lo que está pasando alrededor de él.
 
La belleza de las imágenes es innegable. Grandes espacios en los cuales el hombre es minúsculo, Cielo estrellado inmenso de donde no baja ninguna ayuda espiritual. La frialdad de las imágenes, la duración de los planos, la casi ausencia de diálogos, las lagunas en la narración, corresponden a la extrañeza de un mundo donde el hombre común no entiende que está pasando, cuales son las fuerzas en pugna. Donde no sabe a quién creer, porque en realidad todos mienten. Porque todos están a la vez enemigos y cómplices . Para sacar cada quien su provecho de la situación. La amenaza es constante porque es indefinida, porque no hay ninguna certeza de la cual asirse. Las palabras oficiales no tienen sentido. Cualquier habitante de cualquier casa puede ser un torturador, trabajando para quien sabe quién. La población, a quien el discurso del oficial pretende ofrecer tranquilidad, está en realidad en total indefensión.
 
Estamos lejos de la exposición brutal y aprovechadora de una cinta como El infierno (Luis Estrada – 2010), tan exagerada que ridiculizaba los narcos en su virilidad norteña, sus valores familiares y religiosos, su mal gusto y sus corridos. Estamos frente a un cine más frio pero no menos eficiente en su denuncia.

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